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3.6 millones de hectáreas recuperadas en 10 años de lucha contra el latifundio

El INTI se propone priorizar dos grandes líneas de acción, continuar el rescate de tierras apropiadas indebidamente por los “amigos” de gobiernos pasados, e ir a la conquista de la producción  
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La nueva administración del Instituto Nacional de Tierras (INTI), presidida por Wiliam Gudiño, ha comenzado por sincerar el panorama en torno a los predios rescatados y regularizados durante los últimos 10 años en el país, como parte de la lucha contra el latifundio, la tercerización y otras prácticas ilegalizadas en la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario de 2001.
 
Con esa idea, ya comenzaron a desplegarse por los estados las juntas administradoras agrarias, a saber, equipos multidisciplinarios e interinstitucionales que verificarán detalles como el uso que se está haciendo de las tierras asignadas, la extensión real de cada predio según su clasificación o los elementos de complejidad que han impedido la conclusión de ciertos rescates, aun cuando ha sido aprobado en directorio.
 
“Concluido para nosotros es que la gente esté ocupando el territorio bajo un proyecto de desarrollo y con financiamiento”, precisa Wiliam Gudiño.
 
“Dentro de la estrategia de despliegue uno de los objetivos es que podamos tener certeza de las informaciones, de las cifras, consolidar el catastro. Nos está ayudando el Instituto Geográfico, algunos alcaldes y gobernadores, igualmente participan algunos entes adscritos al Ministerio de Agricultura y Tierras (…). Luego, más allá del diagnóstico, la intención es identificar soluciones; hay casos muy complejizados, también por eso debemos ir al territorio. Cuando se retiren de allí (las juntas) no debe quedar ningún caso sin resolver, en términos de la regularización, en términos de rescate, que al menos tengamos líneas de solución”, agrega.
 
Son cifras aproximadas
 
Aunque el nuevo presidente del INTI advierte que las cifras pueden variar luego de las tareas de reconocimiento emprendidas por las juntas administradoras, en 10 años el Estado venezolano ha rescatado aproximadamente 3,6 millones de hectáreas y regularizado más o menos 8 millones.
 
“El rescate es una figura que se inicia una vez denunciada la ociosidad de la tierra, sea por la comunidad o por el propio Estado. Hay otros casos donde la tierra es productiva, pero las condiciones de vida de los trabajadores son terribles, entonces el Estado interviene por razones de interés social. Los jerarcas de la tierra no pueden avalar la productividad a costa de condiciones laborales que rozan la esclavitud. Por otra parte, la regularización tiene que ver con ejidos o tierras baldías del Estado o en algunos casos de propiedad privada, habitadas al menos durante tres años por las personas que la trabajan; lo que hacemos es darles un título de propiedad a esas personas para regularizar su situación. Al final, la intención es ir avanzando hacia la materialización de la consigna La tierra es de quien la trabaja”.
 
Rescatar y producir
 
Aparte de identificar la necesidad de consolidar información y trazar la ruta por la que se llegará a la solución de cada caso, el INTI se propone priorizar dos grandes líneas de acción. Por un lado, continuar el rescate de tierras apropiadas indebidamente por los “amigos” de gobiernos pasados y/u ociosas, pero también ir hacia otro tipo de conquista, la de la producción.
 
“Son dos niveles de prioridad, seguimos rescatando predios, pero no hacemos nada si las tierras que ya hemos rescatado no están produciendo”, resume el responsable.
 
Aun cuando reconoce esta variable en el sistema, Gudiño acota que el principio (año 2002) de esta cruzada contra el latifundio tomó al Estado muy debilitado en materia de infraestructura agrícola:
 
“De verdad, sin excusas, no teníamos una plataforma adecuada. Cuando llegó el Comandante (Huho Chávez), la situación de los silos era terrible. Aquí predominaba la agricultura de puerto. Es imposible pensar que en una década todo eso se revierte. Sin embargo, aunque falta mucho por hacer, hemos crecido en la producción de alimentos, en superficie cosechada. La derecha cuestiona todo niegan esos logros, niegan que aquí aumentó el consumo de alimentos, que comer carne era cuestión festiva y hoy día es algo cotidiano, que la FAO reconoció hechos como que 98% de los venezolanos comen tres veces al día. Dicen (la derecha) entonces que Venezuela manipula a la FAO. Yo creo que, aunque eso raya en la estupidez, no es que sean poco inteligentes, sino que esa es su tarea, descalificar al Gobierno constantemente”.
 
Parte de las causas que han originado la diferencia entre las metas planteadas y la realidad, especialmente cuando esta última es de- salentadora, se debe a distintos factores; acompañamiento deficiente, financiamientos tardíos, escasa concertación entre las instituciones involucradas, sin contar que muchos predios rescatados poseen suelos poco fértiles y que otros suelos, ideales para el cultivo de alimentos, continúan subutilizados en la cría de ganado.
 
El objetivo más elevado
 
Gudiño advierte que la consolidación de inventarios y diagnósticos sinceros no son más que un medio para llegar al objetivo más elevado: el desarrollo integral.
 
“Más allá del rescate y la producción en la tierra, y del funcionamiento interno de la institución, nos ocupa el desarrollo integral en el campo, que revisemos, junto a las instituciones que le compete, los servicios. Por ejemplo, tenemos regiones muy productivas, pero no hay médicos o no hay escuelas o no hay carreteras, ese es el tema que debe abordarse en las juntas administradoras estadales. De eso se trata. Pensar que se puede desarrollar el socialismo en esas condiciones, es imposible”.
 
RNV
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